jueves, 31 de enero de 2008

Rectoría no quiere El Nivel como cantina; sano escuchar todas las voces: consejero universitario

• Insiste la UNAM en que es “legítima propietaria” del inmueble de Moneda

Emir Olivares Alonso

En repuesta al Mitin Chelero realizado el martes pasado en favor de la reapertura de la cantina El Nivel –la más antigua de la ciudad, ya que su licencia data de 1855–, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) reiteró que es ajena al cierre del local en el que se ubicaba esa taberna y a la posible continuación de su funcionamiento, ya que “los recursos y procedimientos legales no han concluido”.

En un comunicado, la universidad insistió en que “es legítima propietaria” del inmueble ubicado en la calle de Moneda esquina con Seminario, que se arrendaba al propietario de la taberna, aunque aún falta por resolverse la apelación del dueño de la cantina ante la resolución judicial de que el edificio pertenece a la UNAM.

Donación del gobierno federal

En 1994 el Gobierno Federal donó la propiedad a la UNAM, como se acredita en el Diario Oficial de la Federación, del 23 de noviembre de ese año.

Funcionarios de la institución aseguraron, por otro lado, que de resolverse el juicio de arrendamiento en favor de la universidad, las autoridades de esa casa de estudios no estarían de acuerdo en arrendar o mantener un local en el que se expendan bebidas alcohólicas.

Asimismo, en la torre de Rectoría se informó que hasta el momento la institución no ha recibido de manera oficial el documento en el que los defensores de la cantina, encabezados por la asociación Gastrónomos Unidos por la Libertad y el Arte (GULA), solicitarían al rector José Narro Robles y a los integrantes del Consejo Universitario que la UNAM reconsidere que la taberna no sea cerrada, debido a su “valor histórico”.

El documento, firmado por las decenas de asistentes al Mitin Chelero, en el que se solicita, entre otros puntos, que el rector y los consejeros extiendan el permiso correspondiente para que ese inmueble, “parte del Centro Histórico, permanezca como CANTINA y siga llamándose El Nivel”.

Consultados al respecto, algunos consejeros universitarios señalaron que si bien el futuro del inmueble es una decisión meramente administrativa de la universidad, debido al “valor histórico” de El Nivel, el tema tendría que discutirse en el seno el consejo, tal y como lo propusieron los manifestantes.

Polémica

Jorge Zorrilla, profesor y consejero universitario por la Facultad de Estudios Profesionales Acatlán, indicó que el tema ha causado polémica, por lo que “sería excelente escuchar todas las voces, siempre y cuando sean fundadas y respetuosas”.

Se mostró de acuerdo con escuchar a quienes dicen que la cantina debe mantenerse abierta debido a “su trascendencia histórica”. Recordó que la legislación universitaria prohíbe vender y consumir bebidas alcohólicas dentro de los recintos universitarios”, aunque si la temática se discutiera en el Consejo Universitario, pese a que la decisión “no sería resolutiva, podría servir de base para tal fin”.

Por su parte, Arturo Velasco, consejero universitario alumno por la Facultad de Estudios Superiores Aragón, dijo que el tema es “complicado, por lo que habría que analizar los pro y los contras”; aunque afirmó que el papel de la universidad es estrictamente académico y “debe mantenerse como tal”.

En tanto, la UNAM aseguró que el inmueble en polémica forma parte del patrimonio arquitectónico e histórico de la institución, por lo que “debe ser preservado y recibir mantenimiento continuamente, para garantizar su viabilidad y permanencia, de acuerdo con los fines de esta casa de estudios”.

Fuente: La Jornada

Dice la UNAM que no es responsable del cierre de El Nivel, pero se dice dueña del inmueble

Por: Notimex
Miercoles 30 de Enero de 2008 | Hora de publicación: 16:58

La UNAM rechazó que haya intervenido en la decisión de los administradores del establecimiento denominado "El Nivel", que derivó en el cierre del local durante los primeros días de enero.

No obstante, la máxima casa de estudios afirmó que desde hace 14 años es legítima propietaria del inmueble ubicado en la calle de Moneda número 2, casi esquina con Seminario.

Esto fue posible mediante una donación que recibió del gobierno federal, de acuerdo con lo publicado en el Diario Oficial de la Federación el 23 de noviembre de 1994.

La institución recordó que en enero de 2005 pidió -tras juicio promovido contra el gobierno federal por el propietario de la licencia de la cantina El Nivel, Jesús Aguirre Villegas- se reconociera su carácter de propietaria, condición que le fue conferida por la autoridad respectiva.

A la fecha, aún está pendiente de resolverse una apelación interpuesta por la parte contraria.

Asimismo, destacó que ese edificio fue asignado en 1998 al Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad, donde se realizan tareas de investigación, docencia y difusión en temas vinculados con el fenómeno urbano regional y, en particular, de esta urbe.

Además, sostuvo que el inmueble, que forma parte del patrimonio arquitectónico e histórico de la UNAM, debe ser preservado y mantenido continuamente para garantizar su viabilidad y permanencia, de acuerdo con los fines de esta casa de estudios.

En virtud de que los recursos y procedimientos legales no han concluido, la UNAM reitera que es ajena al cierre del local y a la posible continuación de su operación y subrayó que ésta casa de estudios será respetuosa de las resoluciones judiciales correspondientes.

Fuente: La Crónica

miércoles, 30 de enero de 2008

Chelas, canciones y recuerdos contra el cierre de "El Nivel"


Por: Israel Gutiérrez Viay
Miercoles 30 de Enero de 2008 | Hora de publicación: 02:20


Al ritmo de “Hace días perdí en alguna cantina la mitad de mi alma… más el quince de propina…” cientos de parroquianos protestaron este medio día por el cierre de una de las cantinas con mayor tradición en la historia de la Ciudad de México: “El Nivel”, cuya apertura data desde tiempos del presidente Santa Ana en 1855.

En medio de chelas, goyas y botanas los manifestantes establecieron justo en la banqueta de la calle de Moneda su cantina ambulante, donde entonaron canciones, recordaron momentos como detenciones por parte de autoridades del GDF y alguno que otro desamor.

Al mismo tiempo los inconformes redactaron una declaratoria titulada “Declaratoria de los Nibelungos”, donde exponen a las autoridades la negativa del cierre de la cantina con 153 años de antigüedad.

“La falta de agua aquí no es un impedimento, mejor esperar unos cuantos minutos para saborear una rica sangría o una cerveza bien helodia y unas cuantas botanitas” dijo Esteban Mora, quien fue cliente del establecimiento desde que tenía 17 años de edad.

Al lugar también llegaron personalidades que conocen bien la historia de lugares concurridos del Centro Histórico como Marco Garzón, quien declaró que es una pena el cierre del establecimiento pues aquí se conocieron muchos líderes que fundaron las bases para lo que es hoy la Universidad Nacional Autónoma de México y que es la misma que reclama el inmueble.

También acudieron trabajadores del establecimiento protestando por la falta de empleo, ya que en su mayoría es lo único que sabe hacer y exigiendo su reapertura.

Fuente:
La Crónica

Pasan trago amargo por El Nivel: exigen reapertura

• Empleados y clientes se reunieron en las calles de Moneda y Plaza de la Constitución para recordar 152 años de historia que tiene el establecimiento

MAGNOLIA VELÁZQUEZ
Miércoles 30 de enero de 2008


La esquina de Moneda y Plaza de la Constitución se convirtió en una cantina ambulante, donde los parroquianos de El Nivel, primer establecimiento con licencia para vender bebidas alcohólicas, exigieron su reapertura tras el anuncio de que cerró sus puertas.
Los nivelungos brindaron por los recuerdos y añoranzas de aquellas tardes de cervezas, brandys y tequilas que les dejó el establecimiento, al tiempo que pidieron a las “autoridades competentes” no cerrar el espacio.

Rodeado de amigos y curiosos se encontraba Panchito, mejor conocido como El Colosio y mesero del emblemático lugar. A cada pregunta de los reporteros las lágrimas invadían su rostro, pues ahora está desempleado y desconoce qué pasará con El Nivel.

Obreros, profesores, ingenieros, artistas, fotógrafos, poetas, escritores, hombres y mujeres escucharon la declaratoria de los nivelungos, hecha por un grupo de bohemios que exigían evitar acabar con los 152 años de historia que guardan las paredes de la cantina.

La dotación de cervezas, para protestar por el cierre del lugar, se terminó cuarenta minutos después de iniciada la protesta, pero a cambio llegó la botana y la música.

Frente a la entrada ahora cubierta por una cortina de hierro y un letrero que dice: “Cerrado por remodelación”, uno de los clientes, tomó su guitarra y comenzó a cantar: “Oye cantinero sírveme otra copa por favor/ quiero estar borracho en El Nivel”.

A él se le unieron parroquianos que vestían playeras cuya leyenda era: “En su barra codo a codo somos mucho más que dos... en El Nivel”.

La protesta terminó y con ello un mar de historias.

Fuente:

El Universal Gráfico

Cerveza en mano, parroquianos exigen la reapertura de El Nivel


• Solicitamos a la UNAM conservar la cantina, con casi 150 años: Marco Rascón, de GULA

• Piden a las autoridades universitarias que mediante acuerdo libere al establecimiento de todo peligro de clausura, desaparición, cambio de giro y que no ejerza ningún veto

• Proponen que de no solucionarse el problema el gobierno de la ciudad expropie el local y garantice su funcionamiento

Emir Olivares Alonso y Jorge Caballero

Y la cerveza fluyó libremente en el Mitin Chelero en defensa por la reapertura de El Nivel, convocado por la asociación Gastrónomos Unidos por la Libertad y el Arte (GULA), realizado ayer a las 13 horas frente a la puerta del establecimiento, ubicada en Moneda 2, Centro Histórico. Marco Rascón, principal organizador del acto, tajante dijo: “Solicitaremos a las autoridades universitarias no mantener un criterio estrecho, ya que en caso de ganar el juicio penal que se sigue por el inmueble, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) debe conservarlo como lo que ha sido durante casi 150 años: una cantina”.

Con las consignas: “¡Mantengamos El Nivel!”, “¡En su barra, codo a codo, somos mucho más que dos!”, y “¡También en las cantinas se enseña y aprende!”, el Mitin Chelero reunió a uno s 200 manifestantes, entre artistas, periodistas, restauranteros, transeúntes y habitúes del recinto, cerrado el pasado 2 de enero, después de que inició actividades en 1855. Cerveza en mano los defensores lanzaron goyas y consignas, a lo largo de dos horas, para que las puertas del popular e histórico establecimiento volvieran a abrirse. “Aplaudan, aplaudan. No dejen de aplaudir, para que El Nivel se tenga que reabrir” y “Nivel, escucha, estamos en tu lucha”, decían.

Como se recordará Rubén Aguirre, quien dice ser el dueño de la licencia de operaciones, declaró que la cantina se había cerrado, porque la UNAM exigió que se le devolviera el predio en el que se ubica el centro de recreación. Posteriormente, esa casa de estudios desmintió la versión y si bien aceptó que existe un juicio de arrendamiento por el local, señaló que no era responsable del cierre.

Instalación de Hugo Corripio

Ante esta polémica, un numeroso grupo de cheleros se presentó ayer frente a la estrecha puerta cerrada del inmueble donde se colocaron cartones, caricaturas y dibujos exigiendo la reapertura del local. Sobre la acera decenas de botes vacíos de cerveza resguardaban un cáliz y los recortes de las notas informativas de la Expo Parroquiano. Hugo Corripio, autor de la instalación, informó: “Estos recortes son de la muestra, que organizó don Jesús Aguirre en 1995, cuando también intentaron cerrar El Nivel y lo impedimos por la gran cantidad de participantes”.

Al Mitin Chelero asistieron Niña Yhared 1814, Phil Kelly, Carlos Martínez Rentería, El Monito y cientos de animosos, entre ellos doña Rita, una mujer entrada en años, quien se dijo asidua a la botana, quien se pronunció: “Esta cantina no debería cerrar, sino ser parte del patrimonio histórico de la ciudad”.

La artista visual Niña Yhared 1814 recordó: “Desde que inicié mi carrera frecuenté El Nivel, recuerdo las obras que adornaban el lugar… Melquíades Herrera realizó muchos performances; cada vez que acudía efectuaba una acción plástica, era impresionante ver cómo intervenía el sitio… así que es una lástima que un lugar con tanta tradición e importancia cultural esté cerrado”.

Una pregunta parecía estar en la cabeza de todos: “¿Dónde está el dueño de la licencia? Ya que desde que culpó a la UNAM parece haber desaparecido”.

En un manifiesto leído por Marco Rascón, de la GULA, al que se sumaron cientos de personas, y que será entregado en breve al Consejo Universitario y al rector de la UNAM, José Narro Robles, se demandó: “Que los involucrados en el funcionamiento, como propietarios del inmueble o de la licencia, mantengan El Nivel en este espacio histórico y liberen, mediante un acuerdo, de todo peligro de clausura, desaparición, cierre o cambio de giro… Nos declaramos coadyuvantes para la solución y llamamos a que las partes que hoy han motivado el cierre de El Nivel, se pongan de acuerdo, que la UNAM no ejerza ningún veto por la reapertura y que los particulares, tanto los propietarios como los trabajadores, asuman la nueva etapa de El Nivel o dejen el camino para que otros lo hagan”.

En el documento los manifestantes dejaron claro: “Queremos extender nuestra voluntad de defensa de El Nivel, no sólo la licencia número 1, sino también la 2, la 3 y todas aquellas que han sobrevivido a las agresiones de la modernidad y los que pretenden planificar sobre la base exclusiva de la visión inmobiliaria o los giros de alta rentabilidad y concentración de capital”.

Tras los pasos de Socrátes, Aristóteles y Platón

Pidieron que la universidad reconozca que en las barras y mesas de El Nivel “fuera del tiempo, también se enseña y se aprende como lo hicieron muchas veces Sócrates, Aristóteles o Platón con sus discípulos mediante el vino, como medio y no como fin”.

Rascón precisó que: “Existe la idea de que en un recinto universitario no se pueden consumir bebidas alcohólicas, ése es un concepto estrecho, tenemos que abrir criterios, ser amplios, la institución debe impulsar la reapertura de la cantina que al final es un museo”, aseguró.

El manifiesto ¡Mantengamos El Nivel!, de seis puntos, exige: Que el H. Consejo Universitario y el Rector, extiendan el permiso correspondiente para que en este lugar, parte del Centro Histórico, permanezca este espacio como CANTINA y siga siendo llamada El Nivel, pues su uso y actividad se remonta antes de que fuera recinto universitario, siendo necesaria la compatibilidad de ambas actividades que son parte de la vida cultural en el Centro Histórico.

Prevén que de no solucionarse el problema (dueño o autoridades universitarias) “que el gobierno de la ciudad lo expropie como causa de utilidad cultural pública y garantice su funcionamiento. Los habitantes del Centro Histórico y los parroquianos de ayer, de hoy y mañana se lo agradeceremos”.

Fuente:
La Jornada

martes, 29 de enero de 2008

Van por el rescate de El Nivel

• “Están documentadas las presencias de “Fidel (Castro) y ‘Che’ (Ernesto Guevara), la del caricaturista José Guadalupe Posada, el pintor Diego Rivera, el musico Agustín Lara”, afirma Rascón Banda.

17:02
México.– Unas 300 personas se reunieron hoy en el Centro Histórico de México e iniciaron un movimiento para que se reabra “El Nivel”, la cantina más vieja de México.

“No es cosa de borrachos, es que la clausura de la cantina cancela una historia de 153 años” dijo Hugo Corripio, artista visual egresado de la cercana Academia de San Carlos, la principal escuela de artes.

El periodista y luchador social Marco Rascón, quien hizo el primer llamamiento para rescatar “El Nivel”, dijo a dpa que la cantina debe reabrirse porque es “un espacio de libertad y de historia”.

“Sin evidencias se relata que el presidente Benito Juárez salía de Palacio Nacional, cruzaba a ‘El Nivel’ y se tomaba sus anises”, contó Rascón. Sin embargo están documentadas las presencias de “Fidel (Castro) y ‘Che’ (Ernesto Guevara), la del caricaturista José Guadalupe Posada, el pintor Diego Rivera, el musico Agustín Lara”, agregó Rascón.

El activista social sostuvo que aunque eso es importante, “el valor de la cantina está en su presencia, su trago particular ‘los nibelungos’ y la comunidad que diariamente la visita”.

“El Nivel”, que debe su nombre a que en 1667 se colocó el primer nivel de la Ciudad de México para medir las aguas del lago de Texcoco con el fin de prevenir inundaciones, está ubicado en la calle de Moneda dos, esquina con Seminario, frente al lado norte de Palacio Nacional.

El local que guarda en su interior decenas de pinturas de artistas que pasaron por San Carlos, un reloj de pared que corre hacia atrás desafiando al tiempo, se encuentra en la planta baja de un histórico edificio.

Una losa, ubicada a un lado de la puerta de entrada a la cantina, dice en latín que allí estuvo la Real y Pontificia Universidad de México, creada por orden del emperador Carlos IV.

El movimiento para la reapertura de “El Nivel” está formado por parroquianos, que dijeron que son trabajadores de oficio, burócratas, vendedores informales, estudiantes y profesores de San Carlos.

El edificio es en la actualidad propiedad de la Universidad Nacional Autónoma de México, que tiene un juicio contra el dueño por la suspensión del pago de sus rentas desde 1994. El propietario de la cantina dejó de pagar sus rentas cuando los dueños del edificio lo vendieron al gobierno, el que luego lo cedió a la UNAM.

Sin embargo, las autoridades universitarias negaron que hayan sido los que cerraron el lugar y el propietario de la primer licencia de cantina se niega a explicar por qué no lo tiene abierto.

El movimiento en favor de “El Nivel” pide a la UNAM, al gobierno de la Ciudad de México y a las autoridades culturales del país que se busque una solución que permita que la cantina se mantenga abierta.

Fuente:
Milenio.com

Protestan cientos de parroquianos por el cierre de "El Nivel"


29 de enero de 2008

REUTERS

Ciudad de México.- Con cervezas en la mano, cientos de parroquianos protestaron este martes por el cierre de la cantina más antigua de la capital frente a la puerta cerrada del local, en pleno corazón de la ciudad.

La cantina "El Nivel", que en 1855 obtuvo el primer permiso del Gobierno para vender alcohol, fue cerrada el 2 de enero luego de que su propietario perdiera un litigio con la UNAM, dueña del histórico edificio donde se alojaba la cantina.

"Hoy declaramos a 'El Nivel' patrimonio cultural y etílico de los mexicanos", rezaba un cartel que los manifestantes colocaron en la puerta de la cantina, que se ubica en la calle de Moneda, a un costado de Palacio Nacional.

La cantina fue bautizada El Nivel porque las autoridades solían medir en el siglo XVII la altura de las aguas de inundación de la ciudad en el edificio. Hoy un letrero cuelga sobre la persiana de metal del local que dice: "Cerrado por remodelación hasta nuevo aviso".

Asiduos del lugar, muchos de ellos veteranos pero también algunos jóvenes, dijeron que la cantina es patrimonio de la ciudad y exigieron que la UNAM permita su reapertura.

"Lo consideramos recinto del saber en la universidad de la vida. ¡Mantengamos El nivel! En su barra, codo a codo, somos mucho más que dos", dijo Marco Rascón, parafraseando un poema de Mario Benedetti, al leer un manifiesto en defensa de la cantina que luego fue firmado por decenas de los presentes.

La inusual protesta fue organizada por un grupo de dueños de pequeños restaurantes que se definen como defensores con el patrimonio cultural y se autodenominan Gastrónomos Unidos por la Libertad y el Arte (GULA).

"Yo tengo 80 años y venía acá desde los 18. Ha pasado lo mismo que pasa con toda la ciudad, la van destruyendo, desapareciendo edificios históricos", se lamentó Ricardo Ruiz, un artista plástico de la zona.

Los manifestantes han pedido que, en caso de que no haya un arreglo entre la universidad y el actual propietario u otro empresario privado para reabrir la cantina, el Gobierno de la Ciudad de México expropie el bar para que vuelva a funcionar.

Fuente:
El Sol de México

Exigen manifestantes reapertura de la cantina El Nivel

• Realizan una declaratoria en la que exigen que no se pierda la historia que este lugar conservó en el Centro Histórico por 152 años

Alberto Torres
El Universal
Ciudad de México
Martes 29 de enero de 2008

14:20 Parroquianos y trabajadores de la cantina El Nivel la más vieja de México pidieron este martes en un mitin realizado sobre la Calle Moneda en el Centro Histórico que la UNAM y autoridades capitalinas ayuden en la reapertura del histórico lugar.

Con chelas, goyas y hasta botana, en plena banqueta los comensales armaron su cantina, entonaron canciones, leyeron poemas e hicieron una declaratoria titulada Declaratoria de los Nibelungos en la que exigen que no se pierda la historia que este lugar conservó por 152 años.

Al lugar llegaron también ex trabajadores que manifestaron su inquietud por sus situación económica que prevalece ya que el dueño Rubén Aguirre no les dio indemnización alguna y la mayoría se encuentra en el desempleo.

Esta cantina tenía la licencia número uno de funcionamiento de todo el país y en este comercio acudían gente de la política del mundo artístico y cultural de México, entre ellos ex presidentes de la época priista y diversas personalidades.

Fuente:

El Universal

Convocan a mitin en favor de reapertura de cantina El Nivel

La movilización será este martes, a partir de las 13:00 horas, en la esquina de las calles Seminario y Moneda

Ciudad de México
Martes 29 de enero de 2008

08:15 Gastrónomos Unidos por la Libertad y el Arte convocan a un mitin en favor de la reapertura de la cantina El Nivel, a las 13:00 de este martes, en la esquina de las calles Seminario y Moneda, en el Centro Histórico.

La legendaria cantina, considerado el establecimiento más viejo de México y América Latina, fue cerrada desde el pasado 2 de enero.

Según versiones de empleados de la cantina la UNAM es propietaria del edificio donde se ubica el local y había una solicitud previa para desalojar el predio y que abogados de propietarios de El Nivel ya no podían tramitar otro amparo.

Con información de GDF y Alberto Torres.

Fuente:
Redacción EL UNIVERSAL.com.mx

Instantaneas del Nivel


Instantáneas en El Nivel
Carlos Martínez Rentería


Durante alguna tarde sin tiempo, el artista-mago Melquiades Herrera comenzaba un performance en el centro estratégico de la cantina El Nivel (debajo de la televisión). Sacó de su traje de lentejuelas y colores chillantes un peine Pirámide negro, que se colocó debajo de la nariz a la manera de Chaplin, mientras de su maleta salían los objetos más insospechados del kitch populachero.
El gran Melquiades llegaba casi todas las tardes a El Nivel y se sentaba invariablemente en la mesa de la esquina derecha, a un lado de la entrada. Bebía un par de rones y miraba en silencio hacia ninguna parte, él ya estaba en el más allá de la abstracción duchampiana… En un largo salón de la Academia de San Carlos se impartió durante algunos años un legendario taller de dibujo de desnudo que nunca tuvo reconocimento de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por eso se le llamó El Clandestino; lo impartía el maestro Jorge Chuey, quien proponía una dinámica muy estimulante para sus alumnos con modelos de esculturales cuerpos en movimiento, música, incienso, etcétera. Cuando se clausuró se ofreció una gran fiesta en El Nivel; llegó tanta gente, que la celebración se prolongó a la calle de Moneda. La mayoría de las pinturas y dibujos que cuelgan de las paredes de la cantina fueron donadas por alumnos de ese taller…
Don Jesús fue seguramente el cantinero más caballeroso y sencillo de su gremio. Llevaba tras la barra más de medio siglo, casi desde que llegó de su natal Arandas, Jalisco. No solía abrir créditos, pero generosamente siempre invitaba un tequila a los parroquianos de la barra. El autor de Picardía mexicana, Armando Jiménez, fue el encargado de entregarle un diploma durante un homenaje que le hizo la revista Generación; allí estuvo también el fotógrafo Héctor García, quien seguramente tendrá fotos inéditas… El mesero más conocido, y a la vez el más cábula, de El Nivel fue Zapata; sí, le daba un aire al Caudillo del Sur y era un verdadero desmadre, se albureaba a todos y si se dejaba buena propina se las arreglaba para llevar las de la casa. Don Jesús y Zapata murieron con unos meses de diferencia hace un par de años…
Hoy a las 13 horas se realizará una celebración a las afueras de El Nivel, convocada por la agrupación de restauranteros GULA; se pedirá a las autoridades de la UNAM (como ya se sabe esta cantina se ubica en un inmueble universitario) que reabran este legendario lugar. También mañana, pero a las 18 horas, los llamados Nibelungos seguirán la fiesta en homenaje a la cantina más antigua de nuestra ciudad.

http://www.jornada.unam.mx/2008/01/29/index.php?section=opinion&article=a09o1esp

viernes, 25 de enero de 2008

Cenizas y nieve con internet y sin cantina.


25/1/2008, El Periódico de Catalunya. Crónica desde México//
TONI CANO

El Zócalo, la gran plaza central, embarga siempre con un cúmulo de sensaciones. Pero, a decir de muchos, "no hay palabras" para describir las que estos días brinda. Apenas quitaron la pista de hielo que fue la atracción de las Navidades, un experto colombiano empezó a elevar, bambú a bambú, un catedralicio Museo Nómada que ya provoca --un récord más-- la mayor aglomeración humana ante la obra de un artista vivo. Una cola kilométrica serpentea por la plaza para redescubrir, con las fotos de Gregory Colbert, "esa tierra común que una vez existió cuando las personas vivían en armonía con los animales". Al mismo tiempo, el progreso se traduce en una cúpula inalámbrica del Zócalo a la Alameda que permite conectarse a internet. Y pone fin a un siglo y medio de historia viva al cerrar El Nivel, la primera cantina de México.
Aclamada en Venecia en el 2002, y en los últimos tres años en Nueva York, Los Ángeles y Tokio, la exposición Ashes and Snow, o Cenizas y nieve, reúne la obra creciente del canadiense Gregory Colbert: fotos y películas sin truco de hombres y animales totémicos, inverosímiles y bellas, que transmiten la placidez y renovación que el título insinúa. Unas 15.000 personas al día salen extasiadas del no menos impresionante palacio de bambú. Como Televisa se ha unido a los patrocinadores, la gente reconoce al artista y lo vitorea en la plaza: "Gregory, Gregory". Colbert, que proyecta hacer en México una más de sus fructíferas expediciones para captar "obras maestras vivas de la naturaleza", comenta: "No gritan por mí, sino por los animales que están dentro de estas paredes".
Mientras elefantes y felinos dialogan con humanos entre columnas de bambú, afuera los ordenadores portátiles se conectan gratis y sin clave a la red Ciudad México Digital. La burbuja inalámbrica cubre buena parte del Centro Histórico y las autoridades celebran tanto la amplitud como la velocidad de transmisión, mayores que lo esperado. Para abril, esperan tener al menos una burbuja similar, o hot spot, en cada una de las 16 delegaciones en que se divide la capital. Después de traer playas y pistas de hielo, el alcalde, Marcelo Ebrard, da así el primer paso del proyecto para convertirla en Ciudad Educadora y del Conocimiento. Y sigue acumulando méritos para suceder a un presidente, Felipe Calderón, con quien se resiste a hacerse una foto.
No ha sido él quien ha cerrado El Nivel --cantina con licencia número 1, en la esquina del Zócalo con Moneda, al lado de Palacio Nacional--, sino el largo litigio entre sus dueños transitorios, iniciado al quedar el local como la última dependencia de la Universidad Nacional Autónoma de México, cuando la magna casa de estudios se trasladó al campus del sur y acabó por dejar a su suerte el casco viejo del centro de la ciudad. Lo que para unos representa un "triunfo de la ciencia y el conocimiento sobre el vicio", resulta para otros un "acto de barbarie contra un trozo de historia viva". Si volvieran los pintores, poetas, músicos y actores que en El Nivel se inspiraron, si volvieran los villistas y zapatistas, los estudiantes y maestros, los locos y gendarmes que aquí se abrazaron, no habría Colbert ni internet que los apaciguara.

Fuente
elperiódico.com

jueves, 24 de enero de 2008

Agradedemos a todos, sus correos y sus ideas y para estar todos frecuencias similares lo primero es enterarnos de las ideas y acciones en pro de El Nivel para poder aportar opiniones y experiencias concretas de como llevar las acciones que decidamos. Estas son algunas de las ideas y acciones propuestas:
Buscar la mediacion del gobierno de la ciudad de Mexico con la UNAM para la reapertura del lugar (necesitamos ubicar quien es la persona indicada a quien dirigirnos dentro de gobierno de la ciudad de Mexico)
Conseguir los correos de miembros emeritos de la universidad y del consejo universitario para solicitarles via correo reapertura del nivel.
Crear un Fideicomiso que adquiera la propiedad y que el objeto del mismo sea patrimonio de la ciudad.

Entre las acciones que se han propuesto:
Este martes 29 de enero a la 1:00 pm afuera de El Nivel con mesas, sillas y unas cervezas a demandar su reapertura. Hay que darle difusión a este evento, enviar correos a amigos, revistas, periodico programas de radio, etc.
Ampliar la lista de correos electrórnicos de personas que estén por la defensa de nivel. A los interesados favor de enviar un correo a defendamoselnivel@gmail.com
La creación y difusión del blog: http://defendamoselnivel.blospot.com , a correr la voz su existencia.
La redacción de una carta dirigida a alguien o alguienes en la UNAM y en el gobierno de la ciudad de México. (por definir a quienes) y la colecta de firmas de adherentes a la carta.
En la carta se pediría la reapertura y protección a futuro de El Nivel.

Que les parecen las propuestas????

Saludos

Niega la UNAM haber impulsado el cierre de la cantina El Nivel

• Hay un proceso legal para recuperar el lugar, pero se resolverá en un año, dice la institución.

• Phil Kelly, artista plástico y asiduo parroquiano, lamentó la clausura de la taberna más antigua del DF.

• El martes 29 se realizará un Mitin chelero por la reapertura del local, anunció Marco Rascón.

• De ser cierto lo que asegura la universidad, el sitio está salvado, asegura el gastrónomo.


Emir Olivares Alonso y Jorge Caballero

jueves 24 de enero de 2008

El departamento de Comunicación Social de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desmintió haber promovido el cierre de la cantina más antigua de la ciudad de México, El Nivel, así como el desalojo de los trabajadores de ese establecimiento.

Aclaró que si bien existe un proceso legal para recuperar el inmueble donde se ubica la taberna, éste se prolongará al menos un año más, por lo que Rubén Aguirre –quien asegura ser el dueño de la popular cantina– miente al afirmar que la UNAM lo reclamó.

Explicaron que el dueño original de la licencia fue Jesús Aguirre Villegas, quien falleció en 2006, por lo que el juicio se encuentra suspendido debido a que aún no se nombra al representante de sucesión, aunque su hijo Rubén se ha acreditado como tal.

“El hijo se está aprovechando de las historias del inmueble y de la cantina, así como del prestigio de la UNAM para cerrar unilateralmente por razones desconocidas”, señalaron los funcionarios universitarios.

Las autoridades de la UNAM precisaron que Aguirre sólo es el dueño de la licencia de operación de la cantina –expedida en 1855, lo que la hace la más antigua del Distrito Federal–, más no del predio que ocupa parcialmente, junto con la cantina, el Programa Universitarios de Estudios sobre la Ciudad.

Acciones de defensa

Marco Rascón, del grupo Gastrónomos Unidos por la Libertad y el Arte (GULA) y articulista de La Jornada, al conocer esta información opinó: “De ser cierto lo que dice la UNAM, entonces El Nivel está salvado; ahora la institución debe de coadyuvar para garantizar su reapertura.

“Porque el cierre de la cantina se reduce únicamente a un conflicto laboral/empresarial que puede resolver la misma UNAM, el Gobierno de la Ciudad de México o el Fideicomiso del Centro Histórico. La suerte de un sitio como El Nivel no puede estar en las manos de un solo propietario”.

Agregó: “Por lo pronto, mediante GULA estamos convocando a un Mitin chelero en defensa de El Nivel, que realizaremos el próximo martes 29 de enero a las 13 horas frente a la cantina; además, llevaremos botana, como debe ser”.

El artista plástico Phil Kelly, habitúe de El Nivel, recuerda que descubrió la cantina en 1982, cuando deambulaba por el Centro Histórico; a partir de ese momento “la visité regularmente. Cada que iba tenía que mostrar mis calcetines a los meseros para que vieran que eran de diferente color y me reconocieran. El Nivel tiene magia; los meseros eran muy amables, la botana riquísima… un lugar que reunía a artistas plásticos y vendedores ambulantes… Había una pintura mía colgada en El Nivel. No sé que pasará con el cuadro, pero tengo una buena cantidad de pinturas y dibujos del lugar, de los meseros, de los comensales y de mis amigos con los que iba a tomar un trago. Cuando estaba ahí me la pasaba dibujando. El Nivel me inspiraba”.

El pintor irlandés nacionalizado mexicano agregó: “La semana pasada fui con un amigo, llevaba mis calcetines de diferente color y mis materiales para dibujar, pero ya estaba cerrada. Francamente, un hecho lamentable, porque forma parte de la tradición cultural del Distrito Federal. Además, todas las ciudades importantes, como Londres o París, tienen sus cantina emblemáticas, las cuales cuidan y protegen”.

Propuestas para la reapertura

Leonardo de la Sierra, miembro de GULA y propietario del bar Alfonso, que tiene 86 años de existencia en el Centro Histórico, también mostró su preocupación por la situación que atraviesa El Nivel: “Hay que ver cómo se puede rescatar el lugar; que el dueño precise las causas por las que decidió cerrarla.

“Se puede hacer un fideicomiso o una asociación, porque un lugar como El Nivel, con toda su historia e importancia, no puede desaparecer”.

De la Sierra mencionó además que “las autoridades locales, federales o universitarias deben hacer algo para rescatar el lugar. Igual, el Mitin Chelero del próximo martes será para festejar su posible reapertura o algún arreglo”.

La historia de los conflictos legales por El Nivel y el inmueble se remiten al sexenio de José López Portillo, cuando las entonces propietarias del mismo, Enrique Herrera de Jáuregui y Enriqueta Jáuregui Herrera, vendieron el local a la entonces Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas, por lo que años después el dueño de la licencia de El Nivel, Jesús Aguirre Villegas, entabló un juicio civil contra las autoridades federales reclamando la nulidad del contrato de compraventa.

En 1994, el gobierno federal, mediante la Secretaría de Desarrollo Social, transfirió el inmueble a la UNAM, por lo que la institución acudió en 2005 como primer interesado en el juicio de nulidad promovido por Aguirre Villegas, siéndole favorable la determinación judicial de propiedad.

De ese primer proceso legal, se informó en la UNAM, a la fecha sólo está pendiente por resolverse la apelación de Aguirre o su representación legal, lo cual analizan las autoridades competentes.

Debido a que el propietario de la licencia de la cantina no ha pagado las rentas correspondientes a la Universidad desde 1994, desde que se convirtió en dueña del sitio, en enero de 2006 la UNAM, mediante la oficina del abogado general Jorge Islas, inició un segundo proceso legal en contra de Jesús Aguirre Villegas, reclamando la terminación del contrato de arrendamiento que éste había celebrado con las anteriores propietarias del inmueble, solicitando, en consecuencia, la entrega del local donde se ubica la histórica taberna, cuyo registro es de 1855.

Sin embargo, este juicio se encuentra suspendido debido al fallecimiento de Jesús Aguirre Villegas, ya que aún no se ha designado a un representante de la sucesión con quien se pueda continuar el juicio de arrendamiento; debido a ello la propia UNAM tramitó en mayo de 2006 un juicio sucesorio para que las autoridades judiciales designen al representante del ahora finado.

El Nivel cuenta con la licencia 001 para vender aguardiente, vinos y licores que se le otorgó el 2 de febrero de 1855, lo que la convirtió en la primer cantina de la ciudad de México.


Fuente:
La Jornada

miércoles, 23 de enero de 2008

El llanto de los nivelungos…

23 Ene 2008(12:06:34)

¡Ay de mi! ¡Oh manes! Me entero que la codicia inmobiliaria y la insensibilidad social dieron un golpe de muerte a uno de los grandes santuarios de la espiritualidad nacional. Sí, “El Nivel”, en donde se formaron generaciones de bohemios, poetas y escritores durante más de 150 años, cerró sus puertas. El aposento será tomado por un centro cultural de la UNAM. Sin duda algunos señores profesores se estarán frotando las manos pensando en el “rescate” de un “centro de vicio”. ¡Lo que hace la juventud y la inexperiencia! En “El Nivel”, cuando el Barrio Universitario era tal, dieron cátedra los mayores educadores. He aquí mi recuerdo y testimonio de aquel salón, publicado con motivo de un homenaje a José Alvarado hace algunos años:
“[…] La escuché por primera vez en el retiro sagrado de ‘El Nivel’ en donde mi maestro Pancho Liguori administraba el devenir de ‘los nivelungos’. Yo me llegaba al lugar cada vez que podía –o sea casi a diario- porque entre los ocres olores a duras penas contenidos por capas de suave aserrín, y el bullicio de quince mesas y una barra […] se recibía mejor clase de literatura hispana que en el desangelado salón del tercer piso de la prepa dos en Licenciado Verdad y Guatemala.
“El Nivel”, lo habrán adivinado, es una cantina del centro histórico defeño. Está en la Calle de la Moneda y ostenta, cual orgulloso blasón, la licencia número uno de la ciudad. Era lugar favorecido por aquellos bachilleres del barrio universitario inficionados por el virus de la literatura y la poesía. Ahí cazábamos a los grandes escritores cuando acudían a los oficios de ‘los nivelungos’ que presidía mi llorado profe.
“Aquella tarde lo encontré en el rincón de la barra departiendo con un hombrón de espeso bigote y acento norteño. Como Liguori, vestía traje y corbata. Como Liguori a esas horas, tenía el aspecto de una cama destendida. Era José Alvarado. Puso entre mis manos una ‘Victoria’ al ser presentado como alumno favorito. Fue una velada inolvidable aunque después tuviera que volver a pie a la casa de huéspedes de La Ribera de San Cosme en la madrugada, mareado y sin un céntimo para la pensión.”
La calle de La Moneda nunca será igual.

Miguel Ángel Sánchez de Armas

Profesor – investigador en el Departamento de Ciencias de la Comunicación de la UPAEP Puebla.

Fuente:
Enlíneadirecta.info

Intersante artículo acerca de las cantinas en México

Venir a México y no visitar sus cantinas es una especie de sacrilegio.
En la ciudad de México cantinas hay muchas pero de las auténticas cada vez menos. La modernización también ha llegado a estos locales y muchos de ellos han perdido su esencia original. Ahora pretenden que las modernas cantinas sean lugares limpios y agradables para ser disfrutados en familia.
Al hablar de cantinas también es necesario hacerlo del alcoholismo, una de las enfermedades más extendidas en este país. También es necesario decir que el mexicano y el alcohol son a menudo una mezcla explosiva y sumamente peligrosa.
Pero, aun teniendo en cuenta esa realidad, disfrutemos con el relato de David Lida, un extranjero asiduo de las cantinas de la ciudad de México.
Todo el artículo en:
Las cantinas: visión desenfocada de unos ojos extranjeros ebrios.

¿Donde está El Nivel?

Foto aerea del sitio donde se encuentra (¿aún?) El Nivel

Todos a El Nivel

Vamos todos a manifestarnos por la reapertura de El Nivel. Este martes 29 de enero a la 1:00 pm afuera de El Nivel con mesas, sillas y unas cervezas a demandar su reapertura.

No faltes.

Cierran “El Nivel”, primera cantina oficial del DF; refugio de artistas, políticos y vagos

Edición 14931 miércoles 23 de enero de 2008

Rotos y perfumados, caifanes y vagos, políticos y artistas, locos y enamorados, siempre estuvieron en “El Nivel”, la primera cantina oficial de México y América Latina, la cual está a punto de desaparecer para darle paso a la cultura.

Parece que no todo está perdido, ante la nostalgia y el asombro de que desaparecería la primera cantina de México, un letrero, una hoja de cuaderno pegada en la cortina con la leyenda: “Cerrado por Remodelación”, alimenta y embriaga la esperanza de que las autoridades de la UNAM, recapaciten y mantengan “El Nivel”.

Sin embargo, dicen los filósofos de la barra y del cubilete; los matemáticos del dominó y los eruditos del albúr, muchos de esos que ahí, a un ladito de Palacio Nacional y Catedral en la esquina de Moneda y Seminario, mitigaron alguna vez sus penas y saciaron su sed, aseguran que esta chulada de cantina debiera permanecer, si no como patrimonio de los borrachos, sí como parte de la historia.

Podría, dicen algunos, ser un museo viviente en Seminario 1: “El Tragote, Museo del Viejo”.

Y es que, en esas casonas y palacios del tiempo de la colonia que ha respetado el tiempo y el terremoto del 85, hoy remodelados, la cantina “El Nivel” no está sola, sino también a unos metros está el edificio que albergó la primera imprenta de América Latina y también la primera universidad de México.

“El Nivel” tiene su registro con la licencia número 1 que se expidió por las autoridades en 1872, durante el gobierno del presidente Sebastián Lerdo de Tejada, quien también fue de los primeros en enterarse de que había un lugar donde se podía gritar, sin que la mujer le pegara a uno.

A unos metros de la cantina “El Nivel”, existen otras páginas del pasado. Está el bello y remodelado edificio colonial donde se instaló la primera imprenta en toda América Latina, hoy es el Museo del Libro, en sus alrededores estuvo también la primera universidad de México.

Otros edificios, viejos vecinos son, además de la Catedral y Palacio Nacional, el “Banco de los Pobres”, el Nacional Monte de Piedad que tiene 218 años; la Librería Porrua, 108 años, amén de otros negocios que con el tiempo fueron habilitados como hoteles, restaurantes, sastrerías, librerías, armerías, imprentas y más recientemente, comercios donde se vende todo tipo de artículos religiosos.

Se asegura que entre los miles y miles de clientes que por ahí pasaron a calmar la sed, o por qué no, a orinar, a curársela o comer los alimentos de la cantina que tenían su fama, estuvieron presidentes de México, políticos, entre otros, Luis Donaldo Colosio, en otra época, también ahí dejó propina el comandante Fidel Castro Ruz al brindar con el Ché Guevara.

Ojalá que las autoridades universitarias, dueñas del inmueble, entiendan que las cantinas, también son cultura.

Fuente:
Diario de Mexico

En defensa de El Nivel

Marco Rascón
marcorascon@alcubo.com

Un paréntesis, una tregua, en nuestras adicciones por la realidad, para levantar la defensa de ese espacio histórico-anímico que la barbarie académica hoy ha violentado al desaparecer la cantina El Nivel, licencia número uno de este giro de establecimiento mercantil que existía desde 1856 en la esquina de la plaza mayor, a un lado de Palacio Nacional, donde plomeros, albañiles y yeseros libaron con Benito Juárez, Riva Palacio, así como con villistas, zapatistas, carrancistas, maderistas, los de la Ciudadela, reyistas, con José Vasconcelos, Diego Rivera, Siqueiros, estudiantes y maestros de San Carlos y San Ildefonso, de la Facultad de Medicina, comunistas, espías, curas sin sotana, los universitarios del 29, los del 68, cargadores, comunicadores, extranjeros en busca de nuestra cultura y raíces, periodistas y escritores, poetas, pintores de muchas técnicas, los locos de la plaza, gendarmes...

Tan importante como Palacio Nacional es la existencia de El Nivel, pues como espacio vivo demostró que una cantina puede trascender los cambios políticos, los esquemas ideológicos y que es por esencia una tribuna para el intercambio de existencias, condiciones y pensamientos.

Ahora, tras un largo litigio de la UNAM contra los dueños transitorios de la cantina más antigua de la ciudad de México, la universidad la cierra con el mismo ánimo que los españoles construyeron la catedral encima del Templo Mayor azteca o las iglesias sobre las pirámides en demostración de dominio. Aparentemente, sería el triunfo de la ciencia, la academia y el conocimiento sobre el vicio y las inclinaciones alcohólicas, pero en el fondo es un acto de barbarie contra un pedazo de historia viva que hacía de esa esquina y de la plaza en su conjunto algo mucho más profundo que un museo o una galería, pues el lugar recogía a sus parroquianos como la extensión de todos a los que sirvió. De un día para otro, por decisión jurídico-administrativa, El Nivel no existe más, víctima de una visión parcial de la recuperación del Centro Histórico. Aquí cabe recordar que fueron la UNAM y los gobiernos los principales responsables del deterioro del Centro Histórico cuando la universidad se trasladó a Ciudad Universitaria a principios de los años 50. La universidad tiene gran responsabilidad en esto, ya que el traslado casi total, aunque progresivo, hizo desaparecer las casas de estudiantes y huéspedes, cafés, restaurantes y librerías que daban servicio a la comunidad universitaria. Luego de 1968 desapareció la preparatoria de San Ildefonso y previamente la Facultad de Medicina en Santo Domingo. Las librerías de viejo, aún existentes, y las imprentas, así como las viejas cantinas que sobrevivieron, son un vestigio vivo de lo que albergó el Centro Histórico y que hoy sólo se ve importante como arquitectura, no como espacio vital ni cuna de los contemporáneos.

Rescatar El Nivel como cantina es una responsabilidad que recae en los parroquianos que hemos pasado por ella, pero también de los universitarios y de la misma autoridad del Centro Histórico, encabezada por Alejandra Moreno Toscano, quien frente a sus esfuerzos por dotar de vida el cuadrante céntrico y unir vida cotidiana con majestuosidad arquitectónica ha recibido por igual el golpe de la visión aséptica y museográfica de rescate de lo material, sin vida propia, y, desde luego, de los intereses inmobiliarios.

Defender El Nivel como cantina es defender una visión del Centro Histórico que efectivamente llene el vacío que dejó la UNAM hace varias décadas y que se llenó por el comercio ambulante de fayuca, que construyó también su propia cultura.

La desaparición de este espacio, junto con las leyes contra los fumadores, bajo el espíritu cero tolerancia de Giuliani, comprado como la visión ordenadora, son golpes a la ciudad y los espacios públicos que construyó la sociedad, en los cuales, ante la debilidad de los partidos y las organizaciones políticas, se debaten el presente y las opciones personales, sentimentales e ideológicas.

El perfil de estas decisiones no muestra una visión progresista ni sensible a lo que sucede en la sociedad, ni siquiera conservacionista, sino que se inspira en un funcionalismo pretendidamente moderno. Bajo el argumento de tutelar la salud de los ciudadanos se cierra el camino a lo permitido y real para abrirlo a actividades dañinas.

La clausura de El Nivel es parte de una época donde en nombre del ser progresista se toman las peores decisiones capitalistas, conservadoras y antisociales. Son tiempos del crimen perfecto, donde en nombre de la izquierda se promueve el transporte privado sobre el público, se trabaja para el capital inmobiliario, se reubica a la economía informal y se entrega la ciudad a los grandes comerciantes; se hace de la política social nuevas estructuras clientelares bajo una visión filantrópica, sin promover cambios en la estructura económica injusta.

Fuente:
La Jornada

Cerró la vieja cantina El Nivel

21-Ene-2008
La república de las letras
Humberto Mussachio

Cerró la vieja cantina El Nivel
La cantina más tradicional de México, El Nivel, hace unos días cerró sus puertas. Aunque se dice que el celebérrimo bebedero fue fundado por don Carmen Gallegos y Romero hace 156 años, más cierto parece que haya sido después de 1881, pues debe su nombre al monumento hipsográfico que en ese año colocaron en el extremo sur de la plaza del Seminario, donde permaneció hasta 1924, cuando fue trasladado al otro lado de Catedral, frente a la avenida 5 de Mayo. A dicho monumento, levantado en honor de Enrico Martínez, la gente dio en llamarle el nivel, pues supuestamente informaba del nivel de los lagos del valle de México. Litografías de esa esquina muestran que la cantina no es tan antigua como se supone, aunque, eso sí, era la más vieja de la ciudad, pues contaba con la licencia número uno. Por ahí pasaron presidentes de la República, varios generales de la revolución, durante y después de los balazos, artistas como Agustín Lara y Diego Rivera, Juan Rulfo y Tito Monterroso, periodistas de la talla de Renato Leduc y Jacobo Zabludovsky, notables profesores de la Universidad y prácticamente todos los integrantes de la grey burocrática de Palacio. Hace unos veinte años hubo dos intentos de clausura y ahora la cantina, muy venida a menos, cierra sus puertas definitivamente, pues la UNAM reclama el predio y la construcción, porque alguien llegó a considerar un sacrilegio la existencia de la alcoholería donde dicen que estuvo la primera sede de la Real y Pontificia Universidad. Pero ocurre que ésta nunca tuvo ahí su domicilio, pues empezó la lectura de cátedras en las casas de la Audiencia, luego pasó al Hospicio de Nuestra Señora y, de ahí, en 1589, a los corredores de las casas del marqués del Valle y luego al edificio propio de la plazuela del Volador.

Fuente:
Excélsior

Lágrimas por los “nivelungos”

Rafael Cardona
18 de Enero de 2008 | Hora de publicación: 02:05


Frente a la puerta “Mariana” del Palacio Nacional —llamada así por don Mariano Arista; no por melancólicos motivos religiosos—; esto es, en la esquina nor-occidental de la sede del poder en México, se erigió el siglo antepasado —en 1877— un monumento a Don Enrico Martínez quien fue el precursor de las modernas obras de expulsión de aguas residuales de la cuenca de México.
La historia de Don Enrico es digna de una novela y no serán obviamente estas páginas donde tal empeño se inicie, pero cuando Vicente Riva Palacio era ministro de Fomento, se decidió fijar una referencia estable (no susceptible a hundimiento) para fijar los niveles del plano de la ciudad en relación con el Lago de Texcoco.
“El monumento —Arqueología, publicación avalada por el INAH—, representa a la ciudad de México como una matrona que deposita laureles sobre una piedra con la imagen de la “gaudichaudia enrico martinezii”, hierba descubierta en el Tajo de Nochistongo y bautizada en honor de Enrico Martínez. La estatua es obra de Miguel Noreña (mismo autor de la de Cuauhtémoc en el Paseo de la Reforma).
“En 1878, a principios del gobierno de Porfirio Díaz, se iniciaron los trabajos de un nuevo sistema de drenaje para la cuenca de México (el Gran Canal del Desagüe y el Túnel de Tequixquiac). En ese momento no podía dejar de hacerse una consideración sobre el desagüe colonial que aún estaba en servicio (el Tajo de Nochistongo), y al reconocer su importancia y magnitud se tuvo a bien erigir un monumento en la plaza mayor de la ciudad de México en memoria de su principal ejecutor, Enrico Martín o Martínez. Éste fue un cosmógrafo, matemático e impresor de origen alemán que emprendió la obra original de un túnel en Nochistongo y sufrió en carne propia las consecuencias de la gran inundación de 1629”.
Arqueología no lo dice pero las consecuencias para Don Enrico fueron terribles, pues su tajo no sirvió de nada y la inundación de 1629 lo llevó con todo y sus huesos a la cárcel y después dicen, al suicidio.
Pero como sea ese monumento de sugerencia piramidal, tiene varias escalas en las cuales se puede leer aún (a pesar de ser ahora totalmente inútil y haber sido trasladado frente al Nacional Monte de Piedad), el nivel de la ciudad de México.
Y por esa razón, por su cercanía y fácil referencia, fue autorizada a funcionar desde 1872 con ese nombre de inmediata asociación, la cantina “El nivel” hoy ya clausurada al parecer sin remedio tras un litigio contra la Universidad Nacional Autónoma de México, lo cual es triste, muy triste.
Sin esta cantina, a la cual yo iba de cuando en cuando, en mis años de funcionario tanto de la Presidencia de la República como del Departamento del Distrito Federal y cuyos asiduos eran conocidos por Pancho Liguori como “los nivelungos”, se acentúan las pérdidas en el Centro Histórico donde se demuelen sin piedad vestigios dieciochescos y casas cuyo único pecado había sido sobrevivir al tiempo y la incuria o dejan de funcionar sitios de congregación cuyo estilo ya no corresponde a los tiempos corrientes.
Jacobo Zabludovsky ha ensayado una teoría sobre la necesidad social de las cantinas: sitios de reunión para personas en cuyas casas no hay espacio.
Pero por encima de las razones por las cuales en esta ciudad hubo cantinas de floreciente gastronomía y mejor tradición gregaria, entristece confirmar cómo cada vez la ciudad es menos ella, cómo se acaba, cómo se extingue para darle paso a una nueva Disneylandia.
“Quieren morir tu ánima y tu estilo, cual muriéndose van las cantadoras”, nos previno López Velarde quien frecuentó la cantina hoy clausurada como también lo hacía con otro fantasma urbano, “La flor de México”. También fue demolida “El paraíso”; el salón Bar Seminario y otros muchos.
Podemos derramar una furtiva lágrima por “El nivel”; pero más nos valdría murmurar siquiera todos los días una furibunda blasfemia (diría Efraín Huerta) por la ciudad de México capaz de convertir el noble espacio del Zócalo —por ejemplo y para males mayores—, en un “set” de televisión con pistas de hielo o museos trashumantes exaltados por la televisión hasta el delirio.


Fuente:
La Crónica

Espera la cantina "El Nivel" abrir nuevamente sus puertas

viernes 18 de enero, 01:59 PM

Dos de febrero de 1855. Ante un escribano público se solicitó el primer permiso para vender aguardiente, vinos y licores en México.

El Nivel, abría sus puertas como la primera cantina conocida hasta nuestros días.

"Fue fundada en 1855 cuando estaba como presidente el General Santana. La verdad desde Porfirio Díaz vienen para acá", expresó Rubén Aguirre, propietario de El Nivel.

Además de ex presidentes, el comandante Fidel Castro y el compositor Agustín Lara, al mismo nivel, convivieron copa a copa con otros poetas, escultores, pintores, obreros, escritores, periodistas y otros parroquianos que tenían como parada obligada esta cantina que luego de 153 años cerró sus puertas.

"El ambiente en general era agradable, no había borrachos borrachos, sino gente departiendo, conviviendo. Nos da tristeza, pero no supimos, poco después nos dijeron que iba a cerrarla y ya", comentó Angélica Avilés, ama de casa.

"Cerrado por remodelación hasta nuevo aviso" se lee en la que fue la entrada principal. Sellada hoy con tres candados.

Después de 17 años, los dueños de El Nivel perdieron la batalla legal para seguir operando en este edificio, propiedad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En su interior todo permanece intacto.

Miguel Segovia, cliente de El Nivel, recuerda particularmente un reloj que cuelga de la pared frente a la barra: "tenía muchas fotografías, más me gustó el reloj que estaba al revés, va al revés, en lugar de ir así, va al revés del uno al doce", indicó.

Durante siglo y medio de vida, "El Nivel" recibió a clientes frecuentes, asiduos visitantes a un sitio donde relajarse.

"Una cantina, se relaja uno creo yo que sirve para relajarse. Es una cantina que a mí siempre me agradó, o será porque yo era vecino de Palacio Nacional, fui intendente de Palacio Nacional y conocí la cantina, es de mucha tradición", señaló Amilcor Pérez Molina, cliente de El Nivel.

La bebida especial de la casa, el nivelungo, una mezcla de vodka, anís y licor de naranja se volverá a servir pronto, pues El Nivel espera abrir nuevamente sus puertas en otro punto de la ciudad.

Fuente:
Once Noticias

Cantina más vieja de México cierra sus puertas tras 150 años

17/1/2008 - 05:36(GMT)

Por Chris Aspin

MEXICO DF (Reuters) - La cantina más vieja de México, un refugio clásico por donde pasaron docenas de ex presidentes y hasta el líder cubano Fidel Castro cuando estuvo exiliado, cerró sus puertas después de 150 años.

Ubicada en una calle lateral entre el Palacio Nacional y la Catedral de la Ciudad de México, la puerta de El Nivel está ahora cerrada con candado.

El propietario de El Nivel, Rubén Aguirre, busca nuevos lugares después de perder una larga batalla legal a manos de los dueños del edificio, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

"Estamos viendo a dónde la podemos trasladar," dijo Aguirre, quien heredó la cantina de su padre, a una radio mexicana después de perder el proceso judicial de 17 años.

Un letrero de papel sobre la cortina de metal de la cantina dice: "Cerrado por renovación hasta nuevo aviso."

El Nivel abrió en 1855 después de recibir la primera licencia para cantinas pocos años después de la guerra entre México y Estados Unidos. Fue bautizada El Nivel porque las autoridades solían medir la altura de las aguas de inundación de la ciudad en el edificio.

Aguirre dijo a Reuters varios años atrás que la licencia original número 1 era guardada en una caja fuerte en el banco central porque es un valioso documento histórico.

Una copia enmarcada de la licencia colgaba en una pared de la cantina cuando estaba abierta, junto con arte ecléctico, viejos mapas, dibujos y borrosas fotos de la Catedral, el Zócalo -la principal plaza pública de México- y del propio bar.

El Nivel era refugio de escritores, artistas, activistas, periodistas y otros mexicanos bohemios. También se convirtió en una infaltable escala para los turistas. La bebida especial de la casa era una mezcla de vodka, anís y licor de naranja.

Aguirre dijo que unos 30 presidentes desde Sebastián Lerdo de Tejada en el siglo XVIII hasta Ernesto Zedillo (1994-2000) han pasado a tomarse unos tragos cuando estaban en el poder. Los presidentes mexicanos solían trabajar en el cercano Palacio Nacional.

Cuando Fidel Castro vivió en México en la década de 1950, también frecuentaba el bar con el ícono guerrillero Ernesto "Che" Guevara, según Aguirre. Castro partió hacia su revolución cubana desde México.

Aguirre dijo que el proceso legal para evitar que la universidad tome las instalaciones se hizo imposible de sustentar porque todos los documentos estaban a nombre de su fallecido padre, Jesús Aguirre, quien compró la cantina hace más de 40 años.

"Se complicaron mucho las cosas porque todo estaba a su nombre," sostuvo.

Terra/Reuters

Fuente:
Terra

El Nivel

Por malayerba
Actualizado 17-01-2008 10:09 CET

La más antigua, la más buscada, la más cercana, la de mayor historia y tradición. El Nivel, la cantina más céntrica y antigua de México.

El 2 de enero de este año se cerraron las puertas de la cantina más antigua de México, El Nivel, ubicada en la calle de Moneda #2 en el Centro Histórico de la Ciudad de México; por su ubicación, en la cotra-esquina de Palacio Nacional, estuvo al tanto y fue testigo de un sin fín de sucesos de la vida nacional mexicana; tuvo como clientes a todos los presidentes de México, comerciantes ambulantes, escritores, danzantes, periodistas, estudiantes, pintores, militares, músicos, creativos, poetas, actores y un larguísimo ‘etcétera’.

Ostenta una licencia de funcionamiento emitida en 1872, en los años del entonces presidente de la república Sebastián Lerdo de Tejada, aunque realmente dio 152 años de servicio continuo, los 365 días del año, de todos los años, de muchas personas. El inmueble en el que se encontraba fue sede de la ‘Primera Universidad de México y América Latina, la Primer Universidad del Continente Americano’, sentencia una placa en el acceso; hoy es propiedad de la Universidad Nacional Autónoma de México, que en su momento arrendó el local a los dueños de la cantina; sin embargo, hace 17 años se inició un litigio por el desalojo del espacio e iniciando este año, El Nivel perdió y perdimos todos y perdió la historia y perdió la vida cotidiana del centro de la ciudad. No estamos aquí para juzgar la justicia y la rectitud del litigio impuesto por la UNAM y la defensa de los dueños de El Nivel, sino para decirle adiós a una cantina que vio la historia de México.

Fuente:
soitu.es

Cerró El Nivel; en su interior quedaron 156 años de historia


• La cantina fue punto de encuentro de presidentes, escritores, periodistas...

• Su propietario, Rubén Aguirre, informó que perdió con la UNAM litigio por el predio

Rocío González Alvarado

Ampliar la imagen Detalle de la fachada del edificio que albergaba la cantina El Nivel, en la calle Moneda número 2, en cuya cortina se lee un letrero con la leyenda: "Cerrado por remodelación

La cantina más antigua de México, El Nivel, que ostenta la primera licencia de ese giro en el Distrito Federal, cerró sus puertas de manera definitiva en el Centro Histórico, luego de ser punto de encuentro de presidentes, escritores, artistas, burócratas, académicos, activistas, periodistas y turistas, durante 156 años.

Los cacahuates, el queso blanco y de puerco en cuadritos, con sus rajas en escabeche, botanas que acompañaban las cervezas frías o la bebida de casa el nivelungo (vodka, Pernod y licor de naranja) dejaron de servirse desde el pasado 2 de enero, según informó, durante una entrevista en el programa de radio De una a tres de Jacobo Zabludowsky, don Rubén Aguirre, su dueño, quien explicó que tomó esta decisión tras perder un litigio con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que reclamó la propiedad.

El local ubicado en Moneda número 2, casi esquina con la Plaza de Armas, donde sólo queda como testimonio de su cierre un anuncio para la clientela: “Cerrado por remodelación. Hasta nuevo aviso”, fue en su momento parte del edificio sede de la ahora máxima casa de estudios del país, que dos predios más adelante, en el número 5, mantiene las oficinas del Programa de Estudios Sobre la Ciudad (PUEC).

Como todo sitio milenario, este escenario, que cruzó tres siglos como protagonista de la vida nocturna en la capital y solía, como las cantinas tradicionales, cerrar sus puertas a más tardar a las 11 de la noche, deja en su interior todo un cúmulo de historias y anécdotas.

Desde las que involucran a grandes personajes –se dice que la mayoría de los presidentes de México cruzó alguna vez sus puertas y algunos cantantes como Agustín Lara llegaron hasta su barra–, hasta las de jóvenes estudiantes de artes plásticas, que sin dinero en los bolsillos empeñaban sus obras a cambio de un trago de cerveza.

Licencia número uno

Lo cierto es que de sus paredes colgaba toda una suerte de pinturas, dibujos, caricaturas y fotografías, sin faltar, la copia de la licencia para la venta de bebidas alcohólicas, orgullo de los meseros, que al menor comentario de los curiosos exhibían, e inclusive emprendían toda una “ruta turística” por el lugar para presumir aquel antiguo teléfono, que utilizaban los comensales para justificar en casa su tardanza o el reloj, que con sus manecillas y números al revés, hacía retroceder el tiempo.

Pero el ajetreo que daba vida a la calle de Moneda, a partir de la hora de la comida, con los empleados de gobierno, y más tarde con los bohemios, sólo se conserva en los comercios aledaños, uno de venta de monedas y billetes antiguos y otro de tacos de canasta, fundado en 1935, donde aún no saben, que el local vecino llegó a su fin, según informó don Rubén Aguirre, heredero de la cantina a la muerte de su padre, Jesús Aguirre.

“Hace más de 20 años nos clausuraron dos veces la cantina, posteriormente le donaron a la Universidad el edificio ubicado allá en las calles de Moneda y Seminario y tuvimos un récord de 17 años peleando (…) Sabíamos de antemano que algún día la cantidad El Nivel iba a dejar de existir. ¿Por qué? Porque a la muerte de mi padre (…) se complicaron mucho las cosas, porque todo estaba a su nombre”, relató ayer durante la entrevista radiofónica.

Ahí nombró al primer dueño, don Carmen de Gallegos y Romero, recordó los años de operación y explicó el origen del nombre de la cantina: “Yo sé la versión que se llamó El Nivel porque había existido el primer nivel que colocó Enrico Martínez para medir cómo crecía el agua en los ex lagos de Texcoco, Zumpango, Tacuba y Azcapotzalco, cuando llovía mucho en la ciudad de México”, refirió.

Y también dejó abierta la posibilidad de reubicar El Nivel en otro espacio en la ciudad de México, al conservar aún el permiso de la cantina más antigua de México. “Estamos viendo a ver dónde la podemos trasladar”, apuntó.

Fuente:
La Jornada

El Nivel, más allá de una cantina


Concurrían escritores como Armando Ramírez, autor de Chin Chin el teporocho.

Hay quienes construyen la historia de un espacio a partir de los personajes que lo visitaban, sobre todo si de un lugar para la “conbebencia” se trata: la cantina El Nivel fue visitada durante poco más de siglo y medio por la clase política, económica y social que hallaba su eje de operaciones en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Se trata del primer negocio en contar con licencia, un permiso otorgado por un escribano durante la presidencia de Antonio López de Santa Anna, si bien la oficial le fue entregada ya en la época de Sebastián Lerdo de Tejada, en 1872, a partir de ahí se empezó a escribir su historia.

Un pasado en el que, es cierto, estuvieron involucrados la mayor parte de los presidentes de México, que se daban una escapada de Palacio Nacional para relajarse de sus actividades cotidianas, y también personajes como Agustín Lara o Fidel Castro —el mismísimo comandante, aunque quizá los más importantes sean los estudiantes de la Universidad Nacional o de la Academia de San Carlos, quienes juntaban sus centavos o sus pesitos para tomarse una helada en el ya mítico lugar.

Uno de sus habituales fue el escritor Armando Ramírez, autor de Chin Chin el teporocho, reeditado por Océano el año pasado, quien solía encontrar un oasis de tranquilidad dentro de rumor urbano.

“Miré puros briagos, leí a un montón de poetas que ahí se inspiraban; periodistas famosos, desde Pepe Alvarado a los actuales, no digo quiénes porque los voy a balconear, pero se trata de una memoria histórica del placer de conversar: si algo puede hacer el alcohol es convertir al lugar en un punto del culto a la conversación, dentro del tráfago del Centro.”

El Nivel cierra sus puertas. El espacio que ocupaba en la calle de Moneda formó parte de la Universidad Pontificia de México y después de la Universidad Nacional, por lo cual estaba en litigio con la UNAM desde hace casi dos décadas, luego del trabajo de recuperación del edificio que venía realizando la institución.

Sin embargo, el amparo que protegía a la cantina más antigua del mundo quedó sin efecto desde el fallecimiento de don Jesús Aguirre, por lo que su hijo Rubén Aguirre se vio en la necesidad de anunciar el cierre de la cantina y, con ello, de más de 150 años de historia en la ciudad, aun cuando contempla la posibilidad de abrirla en otra parte.

“El cierre de la cantina representa la pérdida de la memoria y del sentido de pertenencia a la ciudad”, asegura Armando Ramírez. “Creo que uno de los enormes fallos de los gobiernos de la Ciudad de México ha sido no fomentar en la gente el sentido de pertenencia, de sentirse bien de ser chilango y cuando se cierra un lugar que es elemento de identidad, perdemos también un poco de memoria.”

Para el escritor no debía existir problema alguno en la convivencia de la cantina con las instalaciones universitarias, pues desde la existencia en la zona del barrio universitario, El Nivel sirvió como espacio para la plática, la reflexión y, sobre todo, para fomentar el sentido de pertenencia: “Tener un sitio de gozo no creo que dañara; era una sitio en el que entrabas y veías al chavo que deseaba ser pintor o poeta, al viejo periodista o, simplemente, a la gente que se tomaba un refrigerio antes de meterse al metro.

“Al final, tomar ahí una chela y comer una torta de jamón hacía que la ciudad fuera un poco más humana.”

México/Jesús Alejo
Fuente:
Milenio

Pregunta y respuesta en Yahoo Respuestas

¿Deberia la UNAM mantener la tradicion de La Cantina EL NIVEL?

Cierran El Nivel, la cantina más antigua de México


Adrián Figueroa y Carlos Aguilar
16 de Enero de 2008 | Hora de publicación: 10:49

La cantina El Nivel no volverá a abrir sus puertas. Perdió el amparo que le permitía dar cobijo a sus parroquianos. Si sus puertas, esas de ida y vuelta, lo hicieran nuevamente, sus clientes sentirían el olor del vino y el calor de la plática, observarían las pinturas y fotos que adornan sus paredes, la viejas sillas de madera y al “Colosio”, el mesero Rogelio Rodríguez.
Si volvieran a abrirse, la cantina estaría presente al izar la bandera nacional, sentiría el sonido del repicar de las campanas de catedral llamando a misa, a los trabajadores de una cerrajería, de la tienda numismática, de los puestos de jugos y tacos en su entorno. A los transeúntes y estudiantes de la Academia de San Carlos. Al final de la tarde, el arriar del lábaro patrio, pero nunca más el bullicio de los ambulantes que se fueron desde 12 de octubre de 2007.
Si se abrieran, como desde el 2 de febrero del 1872, volverían los jóvenes Werther a contar sus cuitas con trago en mano, los incipientes poetas que sueñan con la fama literaria, los bautizos de reporteros en ciernes, las acaloradas discusiones sobre política, futbol, economía y filosofía, pero no la docta, sino de la vida. Si volvieran... pero el 2 de enero cerró.
Y con el fin de El Nivel, termina el ciclo de los primeros… La calle de Moneda fue sitio de la primera imprenta, de la Universidad Pontificia de México, donde una placa dice que ahí, donde expira la primera cantina del país, fue parte de su sede. Como también en esa calle, esquina con Primo de Verdad, estuvo la Universidad Nacional.
Tras 17 años de litigio, el dueño Rubén Aguirre anunció ayer que la cantina cierra sus puertas y el edificio pasa a formar parte de la Universidad Nacional Autónoma de México. Añadió que la licencia no se pierde y está pensando trasladar El Nivel a otra parte de la ciudad que no sea el Centro Histórico. El amparo lo perdió porque al morir su padre, Jesús Aguirre, terminó éste y la UNAM pidió el predio.
PÉRDIDA. El escritor Armando Ramírez dice al respecto: “Perdemos la memoria, la identidad, el sentido de pertenencia a la Ciudad de México. Y citó a Salvador Novo para definir a la vieja cantina del país y América Latina: ‘se pierde un sitio para la plática y la conversación y la ciudad se vuelve decadente al aislarse en el silencio’”.
“Es que El Nivel siempre se nos atravesaba a todos, desde el maestro José Alvarado que llevaba a sus alumnos de la prepa 1 para instruirlos en el arte de la vida, así como otros mentores no tan famosos.
Y qué decir de Jacobo Zabludovsky, de los ex presidentes Antonio López de Santa Anna, Benito Juárez, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Ernesto Zedillo, Carlos Salinas de Gortari, entre muchos otros políticos y artistas.
Armando Ramírez recuerda que una vez, al salir del programa “Para gente grande” se le atravesó El Nivel y al sentarse a tomar su chela helada, su interlocutor le dijo que le caía bien porque se parecía al escritor de “Chin chin el teporocho” y que salía con (Ricardo) Rocha.
Pero los personajes más importantes, dice, son los que día a día, dentro del trajín cotidiano hacían un descanso para tomarse sus tragos y comer una botana, como esas tortas proletas —por proletario— de jamón. O sus famosas bebidas como: “nivelungo” —para curar la cruda—, “patada de mula” y “ponche de granada”, entre otras.
Como Rafael Guízar, pintor del Centro Histórico, que no oculta su pena.
“Desde hace 10 años que contribuía al ambiente que se vivía en la cantina. Lástima que la cierren, porque el buen ambiente nunca faltó en este lugar. Ni hablar”.
Guízar no sólo contribuyó con el ambiente, también lo hizo con la pinturas que ahí se exhibían: regaló dos de sus acuarelas al dueño e hizo una más por encargo.
Para Hilario Ramírez —quien desde hace más de 50 años vive en Lic. Primo Verdad— las cosas no son diferentes.
“Está muy mal que la cierren, porque la visitaba mucha gente. Era un centro de referencia para todos, incluyendo a los presidentes de nuestro país. Recuerdo que muchos funcionarios venían a la cantina y que el mismo dueño les cambiaba el cheque cada quincena.
“La voy a extrañar mucho, pues llevo más de 50 años viviendo aquí. Iba cada semana para echarme dos o tres tequilitas y para comer su mole de olla, que era lo que más me gustaba...”.

Fuente:
La Crónica de Hoy

Foro en el Universal

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Video-reportaje El Nivel de El Universal

Cierran la cantina más vieja de México y AL


Alberto Torres
El Universal
Ciudad de México
Martes 15 de enero de 2008

El Nivel, ubicado en el corazón del Centro Histórico y con fecha de expedición de 1872 cerró sus puertas el pasado 2 de enero; las primeras versiones indican que el inmueble fue requerido por la UNAM

Desde el pasado 2 de enero fue cerrada la que era considerada la cantina más vieja de México y América Latina, cuyo número de licencia era la 001 y con fecha de expedición de 1872, por el entonces presidente Sebastián Lerdo de Tejada.

El local que ocupara esta milenaria cantina, llamada El Nivel, ubicada en el corazón del Centro Histórico, en la calle de Moneda número 2 esquina con seminario en contra esquina con Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, de acuerdo con las primeras entrevistas con quienes ahí laboraban, será utilizado por la Universidad Nacional Autónoma de México.

“Era un punto de reunión de poetas, escritores, vendedores, indigentes, artistas, presidentes. No pueden cerrarlo así como así. Ese día llegué como de costumbre a las 9:00 y dije que iba a levantar ya la cortina. Don Rubén, hijo del dueño, me dijo que ya no abriríamos, que el local ya lo había pedido la UNAM”, cuenta Rogelio Frausto, mesero de El Nivel desde 1984.

Las versiones que saben los empleados de El Nivel: Guillermina, El Brujo, El Botanero y Don Rogelio, también conocido como Don Panchito o El Colosio del Centro Histórico, es que la UNAM es propietaria del edificio donde se ubica el local y que había ya una solicitud previa para ser desalojado.

Antes de la muerte del propietario de la cantina El Nivel, Don Jesús Aguirre Villegas, el 1 de mayo del 2006, existía un amparo contra el desalojo, mismo que caducó a su fallecimiento.

De acuerdo con Don Panchito, Rubén Aguirre, hijo del propietario, les dijo que sus abogados ya no podían tramitar otro amparo y que prefería, antes que los desalojaran abandonar el lugar.

Hasta el momento los trabajadores de El Nivel, en donde la bebida tradicional era El Nivelungo, La Patada de Mula y la Sangría, no tienen más información, no han sido indemnizados y desconocen cuál será su situación laboral luego de estar tantos años en esta cantina.

Una de las anécdotas de este lugar cuenta que el entonces presidente Lerdo de Tejada expidió la licencia de este lugar, que hasta entonces sólo tenía un permiso, y que a diario mandaba a su secretario para que le trajera una sangría de El Nivel, un día que la cantina estaba cerrada expidió un decreto en el que prohibía cerrar el lugar.

Ahí en la barra de esta cantina se formó el grupo de Los Nivelungos, poetas, ingenieros y escritores que acudían a diario a este lugar, entre ellos El Tío Monchiváis, El Doctor Tatatiú-tatatiú.

También ahí solían visitarla políticos y presidentes, ahí estuvo Luis Donaldo Colosio, iban los ex presidentes Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Miguel de la Madrid; cantantes como Gloria Trevi, Los Askis, periodistas como Jacobo Zabludovsky y bohemios y escritores que en sus textos han inmortalizado la historia de este lugar.

Mañana vea completo el video-reportaje de esta milenaria cantina.

Fuente:
EL Universal

Video Reportaje de "El Nivel" en YouTube